No sé cuantos sois conscientes de este hecho ni cuantos se sorprenderán al leerlo. Ciertamente no he sido muy abierto a la hora de hablar de ello ni lo soltaba sin más. Era un tema que, si querías que te hablase de ello, tenías que hacer las preguntas correctas.
Hace diez años mi padre falleció.
A causa de una enfermedad a la que, sinceramente, no le daré protagonismo en esta entrada, mi padre se fue de mi lado, del de mi hermano y del de mi madre, quien es, quizás, quien más lo extraña. Digamos que mi relación con mi padre tampoco era tan de buen rollo ni me sentía demasiado unido a él, no recuerdo que se esforzase demasiado en mostrar que sentía hacia nosotros, y puede que, a veces, viéndolo en el recuerdo, me pareciese un tanto frió.
Yo me pasé durante mucho tiempo pensando que mi padre se preocupaba demasiado por todo, puede que fuese así y, de hecho, eso puede que lo haya heredado mi hermano o yo. Aunque, si lo he heredado yo también, creo lo tengo más que superado. Me parece que a mí me ha tocado su manía con el silencio. Los que ya me conocéis creo que sabéis de sobra que no soporto el ruido.
Su ida no pareció afectarme cuando pasó porque no lloré, pero recuerdo que en sueños sí lo hacía. O sea, físicamente nunca le lloré, pero, a veces, en sueños lo recordaba y sabía que ya no estaba. Eso fue a causa de que, a pesar de su frialdad, cuando se fue, mi madre me dijo que a mi padre "se le llenaba la boca" cuando hablaba de mí.
Estaba orgulloso de mí, de mis notas y confiaba en mi futuro.
Nunca me lo dijo él mismo.
Han pasado diez años en los que he vivido muchas experiencias, algunas que quizás no hubiesen acontecido y otras que sí, pero, después de tanto tiempo, me gustaría saber ¿qué pensaría mi padre de mí ahora? Cuando él tenía mi edad escribía poemas y le gustaba escribir como a mí hoy día ¿Estaría orgulloso como lo estuvo entonces porque, en cierto modo, he heredado su amor al arte?
Después de tanto tiempo no puedo decir un típico "Ojalá estuvieses aquí", porque, como escritor que soy, se que, aunque duela, el fallecimiento de un ser querido nos vuelve más fuertes, y, si él estuviese aquí, quizás nada de lo que he vivido podría haber ocurrido.
"Papá, espero que estés orgulloso de nosotros allá donde estés, lo hacemos lo mejor que podemos por seguir a delante y avanzar con aquellas dos cosas que nos has legado: A mi hermano, la cocina, y, a mí, el amor por el arte de la escritura."
Hace diez años mi padre falleció.
A causa de una enfermedad a la que, sinceramente, no le daré protagonismo en esta entrada, mi padre se fue de mi lado, del de mi hermano y del de mi madre, quien es, quizás, quien más lo extraña. Digamos que mi relación con mi padre tampoco era tan de buen rollo ni me sentía demasiado unido a él, no recuerdo que se esforzase demasiado en mostrar que sentía hacia nosotros, y puede que, a veces, viéndolo en el recuerdo, me pareciese un tanto frió.
Yo me pasé durante mucho tiempo pensando que mi padre se preocupaba demasiado por todo, puede que fuese así y, de hecho, eso puede que lo haya heredado mi hermano o yo. Aunque, si lo he heredado yo también, creo lo tengo más que superado. Me parece que a mí me ha tocado su manía con el silencio. Los que ya me conocéis creo que sabéis de sobra que no soporto el ruido.
Su ida no pareció afectarme cuando pasó porque no lloré, pero recuerdo que en sueños sí lo hacía. O sea, físicamente nunca le lloré, pero, a veces, en sueños lo recordaba y sabía que ya no estaba. Eso fue a causa de que, a pesar de su frialdad, cuando se fue, mi madre me dijo que a mi padre "se le llenaba la boca" cuando hablaba de mí.
Estaba orgulloso de mí, de mis notas y confiaba en mi futuro.
Nunca me lo dijo él mismo.
Han pasado diez años en los que he vivido muchas experiencias, algunas que quizás no hubiesen acontecido y otras que sí, pero, después de tanto tiempo, me gustaría saber ¿qué pensaría mi padre de mí ahora? Cuando él tenía mi edad escribía poemas y le gustaba escribir como a mí hoy día ¿Estaría orgulloso como lo estuvo entonces porque, en cierto modo, he heredado su amor al arte?
Después de tanto tiempo no puedo decir un típico "Ojalá estuvieses aquí", porque, como escritor que soy, se que, aunque duela, el fallecimiento de un ser querido nos vuelve más fuertes, y, si él estuviese aquí, quizás nada de lo que he vivido podría haber ocurrido.
"Papá, espero que estés orgulloso de nosotros allá donde estés, lo hacemos lo mejor que podemos por seguir a delante y avanzar con aquellas dos cosas que nos has legado: A mi hermano, la cocina, y, a mí, el amor por el arte de la escritura."
Estarás siempre en mi memoria.